En el competitivo mundo laboral, las competencias son la clave para destacar, tanto en la empresa privada como en la Administración Pública. Sin embargo, ¿son realmente las mismas las habilidades que nos exigen en estos dos ámbitos? Veamos.
Cuando solicitamos un empleo en la empresa privada, es crucial identificar y resaltar las competencias que nos hacen aptos para el puesto al que aspiramos. En una sociedad en constante evolución, donde los cambios se suceden a gran velocidad, las habilidades que demandan las empresas privadas también cambian. Sin embargo, hay competencias generales, conocidas como «soft skills» o habilidades blandas, que son indispensables en casi cualquier entorno laboral:
- Capacidad de adaptación: La flexibilidad para ajustarse a nuevas circunstancias y desafíos es esencial en un entorno empresarial dinámico.
- Trabajo en equipo: La colaboración efectiva con colegas es fundamental para alcanzar objetivos comunes.
- Proactividad: Anticiparse a los problemas y actuar con iniciativa marca la diferencia en un entorno competitivo.
- Compromiso: La dedicación y lealtad hacia la empresa es valorada y, a menudo, recompensada.
- Capacidad para trabajar bajo presión: Gestionar el estrés y continuar siendo productivo es vital en un contexto de cambios constantes e incertidumbre.
Por otro lado, cuando hablamos de competencias en la Administración Pública, nos referimos a la capacidad legal y reglamentaria que tiene una entidad para tomar decisiones y cumplir con los fines públicos en beneficio del interés general. Estas competencias están estrictamente definidas por normas y no pueden ser asumidas sin un mandato expreso.
¿Dónde radica la diferencia?
Mientras que en la empresa privada las competencias se centran en habilidades personales y la capacidad de adaptación a un entorno cambiante, en la Administración Pública, las competencias están más relacionadas con el cumplimiento de normas y procedimientos establecidos para garantizar la transparencia y legalidad en la gestión de los intereses públicos.
La principal diferencia, entonces, radica en el enfoque: en la empresa privada, el énfasis está en la adaptabilidad y la iniciativa personal, mientras que, en la Administración Pública, lo primordial es el apego a la normativa y el respeto por los procedimientos institucionales. Ambas requieren competencias diferentes, pero complementarias. Estar preparado para ambos mundos significa ser versátil, con una combinación de habilidades blandas y un sólido entendimiento de los marcos legales que regulan la acción pública.
En un entorno laboral cada vez más diverso, comprender y desarrollar estas competencias es esencial para una carrera exitosa, sea en el sector público o en el privado.
¿Qué necesito entonces para acceder a un puesto en la Administración Pública?
La página de Función Pública lo resume de la siguiente manera:
El acceso a la condición de personal funcionario de carrera y de personal laboral de carácter fijo, se implementa a través de procesos selectivos de oposición o de concurso-oposición, que se rigen bajo los principios de igualdad, mérito y capacidad:
- La oposición consiste en la superación de diferentes pruebas o exámenes eliminatorios, en función del cuerpo al que se pretende acceder.
- En el concurso-oposición hay una fase de oposición, y una fase de concurso, en la que se valoran méritos de los participantes en el proceso, como su experiencia profesional, antigüedad en la Administración, títulos académicos, formación, etc.
Con carácter general, los requisitos para participar en los procesos de selección de funcionarios y personal laboral fijo son los siguientes:
Mas allá de estos requisitos generales, ciertos cuerpos/escalas pueden tener requisitos específicos que vienen reflejados en las bases de las convocatorias de sus procesos selectivos.
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